La historia que se nos cuenta no es más que la del Antiguo Testamento, pero de una forma un tanto (por no decir muy) heterodoxa, puesto que la repasaremos de la mano de Caín, a quien Dios condenó a vagar por el mundo hasta el fin de sus días.
Así, comenzamos con el relato del Génesis, un libro que todos creemos conocer pero que sin embargo Saramago nos muestra de una forma un tanto distinta, y que desde luego no dejará a nadie indiferente. Con un humor a veces inesperado y otras bastante mordaz, el escritor portugués nos hará pasar un rato bastante bueno y divertido.
La forma de escribir es ya bien conocida por sus lectores, siendo habituales las oraciones kilométricas en las que no se ven puntos apenas y en las que los diálogos de los personajes se disponen unos a continuación de otros, entremezclados con la voz del propio narrador, y únicamente separados por comas. En un principio esto puede resultar un tanto caótico, ya que se acumulan las ideas y se van exponiendo casi sin orden, atropelladamente, pero conforme vamos pasando páginas nos acostumbramos a esta peculiaridad y acabamos por verlo lo más natural del mundo, con lo que no es ninguna dificultad ni razón para descartar su lectura.
Aparte de encontrarnos con un relato bastante curioso y con un humor tan inesperado como bueno, el autor nos hace reflexionar sobre las Escrituras, sobre algunas ideas que tenemos desde pequeños y que nunca nos hemos puesto a analizar, y desde luego nos hará ver las cosas de una forma distinta tras leer el libro. Nos permite ver de forma crítica ciertos aspectos en los que probablemente nunca nos hayamos parado a pensar, y desde luego la experiencia es, como mínimo, fructífera.
Lo malo, claro está, es que el tema que se trata y de la manera como se trata puede que no resulte acertado para todos, siendo posible y bastante probable el hecho de que hiera susceptibilidades y que más de uno no pase de las primeras páginas y acabe odiando al autor. Y es que no es una lectura agradable para todo el mundo.
Por lo que a mí respecta se trata de un libro bastante bueno, ameno, muy bien escrito, que posee una lógica aplastante en numerosas ocasiones y que se hace muy divertido si lo leemos con una mentalidad un tanto abierta, y con el que podremos reflexionar bastante durante y después de su lectura, con lo que resulta muy recomendable. No es, de todas formas, el mejor libro del autor, pero desde luego para aquellos que hayan leído algo de Saramago con anterioridad y les haya quedado ganas de repetir es una buena oportunidad de continuar con sus peculiares reflexiones acerca de los humanos, esos seres tan particulares.
Con respecto al libro como tal el que yo leí es de la editorial Alfaguara, en tapa dura y con sobrecubierta de un vivo color amarillo bastante visible de lejos, con lo que no pasa desapercibido. Cuenta con unas 180 páginas y el tipo de letra empleado en él es algo grande para lo que suele ser habitual, por lo que la novela como tal se hace corta y cómoda de leer para casi todos, lo que es un punto a su favor. Y de precio pues ronda los 18 euros, algo caro para sus características, pero que sin duda descenderá bastante una vez que saquen la versión en rústica.
Por lo que a mí respecta se trata de una excelente obra, aunque de momento algo cara, pero que recomiendo sin duda.
